Barequeros, comunidad trashumante
Por: Red Cepela (Juanita / Santiago)
Barequeros, comunidad trashumante; campesinos, barequeros y cañoneros.
El pasado 7 y 8 de marzo fue convocada la Comisión Extraordinaria de verificación y acompañamiento a las comunidades del norte antioqueño, con el objetivo de visibilizar la situación de las comunidades afectadas por los desalojos llevados a cabo por el proyecto HIDROITUANGO.
La trashumancia se define como un tipo de pastoreo en continuo movimiento,
adaptándose en el espacio a zonas de productividad cambiante (RAE)
La Comisión de Verificación es un mecanismo de visibilización y denuncia, integrada por medios de comunicación, defensores de derechos humanos y grupos culturales con tres ejes fundamentales: acompañamiento a las comunidades, recolección de denuncias relacionadas con la violación a los derechos humanos y generación de un informe que de cuenta de la situación de vulnerabilidad ante entes nacionales e internacionales. Todo con la intención de llamar su atención y proyectar acciones entorno a las demandas de las comunidades.
Según integrantes del Movimientos Ríos Vivos, en el norte de Antioquia se usa e incita la corrupción en los gobiernos locales con el fin de generar las condiciones necesarias para dar entrada a los megaproyectos; ante esta denuncia, expresan que no es que estén en contra de las represas que impulsa el modelo de desarrollo actual sino que el modelo de desarrollo está en contra de ellos como pueblos campesinos y barequeros y su llamado es por una Acción de Solidaridad Unificadora.
“Campesinos, barequeros y cañoneros”, así se presentan cada una de estas personas que relatan con firmeza y convicción los atropellos vividos, reafirmando su derecho al territorio; algunos viven solo del barequeo y lo han hecho desde niños, otros combinan esta práctica con la agricultura y con la pesca, cuando se podía pescar, ya que con el cierre del primer tramo del Rio Cauca desaparecieron los peces y los cultivos sufren por la contaminación que emana de la construcción del proyecto Hidroituango, demostrando que de ninguna manera se les permite habitar, reafirmado su consigna “Yo tenía mi tierrita…EMP me la quita”
Invasores, perturbadores, aparecidos y usurpadores; denuncian que así los llaman los representantes de las Empresas Públicas de Medellín (encargadas del proyecto hidroeléctrico) que justifican su desalojo y la no implementación de los protocolos internacionales -a los cuales Colombia se adscribe- bajo la excusa de que ahí, en el cañón del río, donde habitan los barequeros, no existen comunidades, que la violencia precedente y las múltiples masacres de la zona han desarticulado ya el tejido social.
¿Serán invasores?, “somos barequeros, trashumantes, libres, moviéndonos donde queremos, cargamos nuestra casa a la espalda” así se reconocen estas personas, que sin estar atadas al suelo y a la definición tradicional de la propiedad privada, habitan desde hace muchos años el cañón del río, subiendo y bajando, sintiendo sus caricias e inclemencias y ahora con cierta tristeza algunos dicen “el río está condenado a desaparecer y con él las comunidades”, agregando que con la pérdida del río se pierde la cultura, se pierden los lazos afectivos entre vecinos, entre veredas, se reconfigura forzosamente el espacio, “ese no es el desarrollo que queremos” y los beneficios que supuestamente trae el proyecto no se ven, por el contrario, se han instalado bases militares que hostigan y amedrentan a la comunidad, “la inversión social es mera bala”, la estrategia que sustenta la intervención es militar y su centro es acabar con la cultura cañonera, específicamente los barequeros, nos dice uno de los habitantes del lugar.
Dudan de la justicia colombiana porque es evidente que la incursión militar en el territorio es la causa que impulsó el desalojo llevado a cabo el pasado 27 de marzo, en la Arenera se pretende construir una base militar que cuidará los campamentos de EPM; estas 81 personas que fueron hace poco desalojadas ya han vivido el desalojo en ocasiones anteriores, como en el 2010 para la construcción del puente pescadero, además entre ellas 22 han sido desalojadas en anteriores ocasiones de aguas abajo y 66 han sido víctimas del conflicto armado.
Hoy desde la casa campesina ubicada en el casco urbano de Ituango las 81 personas desalojadas gestionan su alimento con la solidaridad de organizaciones e individuos cercanos, sin dejar de lado sus proyecciones de Movilizar para la Vida, posicionándose como lo que son, porque el barequeo más que una actividad económica, es cultura y tradición, es la autonomía de las comunidades y determina la forma en que quienes la componen viven y se relacionan, es un forma de vida diferente y una manera de resistir, por esto cobra sentido la propuesta de la comunidad de declarar el barequeo patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, cultura que no debe ser atropellada por el modelo de desarrollo imperante que, aseguran, no es el modelo de desarrollo que quieren y mucho menos, el que necesita el país.