Movimiento estudiantil: memoria para el presente.
No por reiterada, una discusión pierde actualidad. El movimiento estudiantil, por sus propias características, revive debates constantemente, pero con nuevos matices, nuevos énfasis. ¿Cómo fortalecer los espacios de organización y de participación de los estudiantes? ¿Cómo construir una universidad más democrática, a la par que se materializa el compromiso con el principal debate político de nuestro tiempo: la implementación de los acuerdos y la superación de conflicto armado? ¿Es posible construir memoria del movimiento estudiantil?
Estas fueron algunas de las discusiones que se abordaron en la primera sesión de 2017 de la Cátedra de Ciencias Sociales y Humanas “Sujetos, comunidades y sociedad: diálogos para la construcción” realizada el 25 de mayo de 2017 en la Universidad de Antioquia. Organizada por el Proyecto de Oficina Estudiantil (POE), en esta ocasión recibió el título “Movimiento estudiantil. Memoria para el presente”, y contó con la participación del profesor Miguel Ángel Beltrán Villegas, Juan Camilo Portela de la Universidad de Antioquia, y al estudiante de la Universidad Nacional y miembro de la Federación de Estudiantes Universitarios, Simón Ladino.
En el evento, los ponentes discutieron con el auditorio algunos elementos de la historia del movimiento estudiantil en el país, y sus momentos de movilización en momentos claves de la historia nacional, como la década de 1920, la dictadura del general Rojas Pinilla, el paro cívico de 1978, el proceso constituyente de 1990, las movilizaciones en contra del TLC en la década de 2000, y el ejercicio de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE) en 2011. Además, se debatieron algunos elementos que permiten entender los constantes flujos y reflujos de este movimiento en Colombia, relacionados con la rápidez con la que se suceden las generaciones estudiantiles, cuya duración oscila entre los 5 y los 7 años.
En el espacio se aprovechó para discutir las tensiones que genera l necesidad de fortalecer las dinámicas de organización la interior de la universidad, lo cual obliga a atender las problemáticas particulares de cada claustro, a la par que se reivindica l necesidad de un estudiantado comprometido con los procesos de transformación de la sociedad; es decir, la tensión entre las reivindicaciones gremiales y la necesidad de incidir en el contexto político nacional. Aún, se insistió en la necesidad de que los estudiantes, y la universidad en su conjunto, tomen un papel activo en la implementación de los acuerdos de paz.
Todas estas son discusiones de vieja data en el seno del movimiento estudiantil, pero se mantienen vigentes en la actual coyuntura nacional.