Este proyecto busca generar una mirada de la alimentación como un acto político… ¿Qué significa esto?, que la comida que consumimos diariamente tiene implicaciones más allá de nuestros cuerpos, que las decisiones sobre lo que llega a nuestra mesa cada día, tiene por un lado una aceptación implícita a un modo de producción, o por otro lado, unas imposiciones del sistema que bloquea la posibilidad de acceder a otras alternativas.
Este proyecto tiene un componente lúdico con el que se busca llegar a diferentes espacios y aproximarnos desde la alimentación diaria la soberanía alimentaria.
¿Soberanía alimentaria?, en pocas palabras, la posibilidad de los pueblos de elegir qué alimentos consumir y cómo se producen dichos alimentos) Hablando de lo que comemos cotidianamente, podemos generar discusiones y reflexiones que nos ayudan a evidenciar la importancia de reivindicar la agricultura campesina, los mercados locales, los alimentos orgánicos, el rescate de semillas y saberes tradicionales, y así mismo cuestionar los organismos genéticamente modificados, algunos sistemas de producción de alimentos, la publicidad y con ella la ignorancia voluntaria en la que caemos con tanta frecuencia.
¿De dónde viene lo que comemos? busca además acercarnos al campo y mostrar la importancia de una vida digna para nuestros campesinos, por eso, en medio de la coyuntura que vive nuestro país, este proyecto se articula necesariamente al punto número 1 acordado en La Habana entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC – EP, «Política de Desarrollo Agrario Integral», donde se plantean transformaciones estructurales para lograr bienestar y buen vivir para la gente del campo, donde la integración de las regiones, el acceso a la tierra, la erradicación de la pobreza, la promoción de igualdad, la reactivación del campo a través de las economías campesinas, familiares y comunitarias, la preservación del medio ambiente y la producción de alimentos hacen parte fundamental de este acuerdo.
Con este proyecto, queremos mostrar la relación directa entre lo que comemos, con el punto 1 de los acuerdos en La Habana, que más allá de ser peticiones a favor de la insurgencia, son la posibilidad real de garantizar nuestra soberanía alimentaria; de acceder a alimentos que por su modo de producción sean socialmente justos y medio ambientalmente sostenibles.
Conoce en detalle algunas de las experiencias que hemos tenido con este proyecto en diferentes lugares del país.