Dicen que la vida les hace y luego se juntan… La Universidad de Antioquia fue el lugar donde nos conocimos los miembros más antiguos de la Red, pensábamos una universidad que trascendiera sus muros, que basara su proyección al cuidado de los bienes colectivos, esos que nos permiten sostener la vida para vivirla dignamente.

Inquietos en nuestro transitar por esta institución confluimos en el Proyecto Oficina Estudiantil, una iniciativa que construimos como espacio de participación estudiantil en un momento en que la universidad estigmatizaba fuertemente a las voces disidentes en su interior. Desde allí reflexionábamos sobre epistemologías del sur, sobre nuestro papel como sujetos políticos en nuestra sociedad, cuestionábamos el modelo económico y sus distintas formas de producción y reproducción; intentábamos profundizar los debates sobre la democracia real, la defensa de los derechos humanos y la necesidad de una salida negociada al conflicto armado etc… Nuestro quehacer era una búsqueda constante por recuperar el ethos crítico y transformador de la Universidad Pública, puesto que creíamos que era necesario poner en discusión, no solo los modelos curriculares, sino la relación universidad-sociedad.

En este recorrido los lenguajes artísticos siempre estuvieron en nuestro repertorio de acciones colectivas: el cine, la danza, el muralismo fueron algunas de nuestras herramientas para invitar a la conversación, al encuentro desde las distintas orillas del pensamiento.

Con el devenir de los años la universidad dejó de ser nuestra casa, lo que nos permitió ampliar la mirada sin desprendernos de aquellas preguntas que nos acompañaron en nuestro paso por la Oficina Estudiantil, así fueron llegando nuevos compañeros y compañeras que enriquecieron con su mirada nuestra perspectiva colectiva y sumaron sus formas a las que ya veníamos construyendo. Comenzamos a realizar eventos de ciudad, como la primera versión de Festival Noches del Pacífico, el V Encuentro de Pensamiento Latinoamericano, el Seminario Claves para Pensar América Latina; hasta que en 2017 hicimos real la primera versión del Festival Selva Adentro en el norte del Departamento del Chocó.

Gracias al trabajo que algunos de nuestros compañeros antropólogos realizaban con comunidades en este territorio, llegamos junto al Teatro Matacandelas para soñar con las posibilidades que el arte y la cultura nos abrían para un escenario de postacuerdos y reconciliación. Es así como nace Selva Adentro, iniciativa a la que le hemos apostado con todo nuestro esfuerzo como aporte de la sociedad civil a la construcción de paz territorial, al fortalecimiento de una cultura de paz, a materializar todo aquello que soñábamos desde que conversábamos juntxs en las jardineras de la UdeA. Los últimos años de nuestra organización han estado enfocados a nuestro Festival, que ahora empieza a expandirse como bosque para encontrarse con otras iniciativas, para seguir tejiendo una Red que potencie la vida en colectivo.

Para nosotros el pensamiento crítico es ese esfuerzo constante por no conformarnos con lo evidente; la crítica entendida como la pregunta permanente por cómo las cosas han llegado a ser lo que son, para de esa manera comprender las relaciones recíprocas que existen entre las distintas problemáticas que nos afectan, y la visibilización de los espacios desde los cuales los sujetos pueden intervenir en su transformación.

Pero nos interesa ir más allá, para que un pensamiento sea realmente crítico, no puede contentarse con la denuncia del mundo existente; tiene que estar acompañado con el compromiso de convertir las palabras en acción colectiva que transforme el mundo, no desde imperativos externos, sino desde las posibilidades de cada sujeto. En este sentido, cuestionar el mundo es, primer lugar, cuestionarnos a nosotros mismos; siendo el desafío el asumirnos como sujetos en constante cambio, cuyo conocimiento tienda a la realidad, no para interpretarla sino para transformarla. Es decir, el pensamiento crítico entendido como la apuesta por un conocimiento comprometido con la construcción de un mundo nuevo y mejor.

Pero no basta que el pensamiento sea crítico; tiene que estar situado, es decir, no debe ser la copia de propuestas pensadas para otros tiempos y otros contextos. En este sentido, buscamos pensar nuestras problemáticas, desde nuestra tierra, desde nuestro continente en relación a nuestras cosmogonías y a lo que nosotros hemos construido como sujetos.

Pensamos que América Latina es la confluencia de un sinnúmero de propuestas, de tradiciones, de culturas, de formas de organización. Para nosotros, hablar de América Latina implica una búsqueda constante por la emancipación de nuestros pueblos. Desde siempre, nuestro continente se ha constituido a partir de las luchas, no sólo contra quien nos niega nuestra posibilidad de ser, sino por encontrar un camino de autoafirmación. 

Búsqueda que, indefectiblemente, nos lleva de nuevo al reconocimiento de la heterogeneidad, entendemos que la apuesta por la transformación de nuestra realidad se manifiesta de distintas formas; es necesario reconocer y recuperar las distintas apuestas del pensamiento disidente y emancipador de nuestro continente.

América Latina, como crisol, genera necesariamente un pensamiento heterogéneo. En este sentido, la recuperación y valoración del mismo tiene que partir de su multiplicidad. Como Red, reivindicamos todas aquellas propuestas que apuntan a la transformación de nuestra realidad, desde las distintas áreas del conocimiento, así como desde las distintas manifestaciones de los pensamientos disidentes que se han generado en el continente.

En pocas palabras, la apuesta que nos une es la de construir un pensamiento que cuestione el mundo desde la heterogeneidad de nuestras realidades, con el objetivo de transformarlo.

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