¿Por qué el Estado?
La definición sobre el Estado de Max Weber, habla de “…una relación de dominio de hombres sobre hombres basada en el medio de la coacción legítima (es decir: considerada legítima)”, un punto de partida para pensarse el ¿Por qué el Estado?, en medio del ciclo de conferencias “Revista Abierta”, que iniciaron este 19 de noviembre, promovidas por el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.
Este espacio, pensado para acercar a los lectores de los artículos que publica el Instituto con quienes los escriben, reunió a tres investigadores: Marta Domínguez (Departamento de Sociología, UdeA), Manuel Alonso (Instituto de Estudios Políticos, UdeA) e Ingrid Ramírez (Departamento de Ciencia Política, Uniandes) y como moderador a Juan Carlos Vélez (Instituto de Estudios Políticos de la UdeA).
Los tres investigadores coincidieron que al inicio de sus vidas académicas pensaron el Estado desde una visión doctrinal, enmarcada en la esfera de lo ideal; muy cerca a la definición de Weber arriba citada. Luego en sus primeros trabajos de campo encontraron que en zonas periféricas o “marginales”, el Estado tenía una presencia diferenciada, en algunos casos bastante difuminada, pero que a pesar de esto, en el imaginario de las personas, el Estado era siempre un actor importante al que se le exigía su presencia, se le hacía responsable de la situación y se le pedían soluciones. Surgen entonces las preguntas de si ¿es legítimo el uso de la fuerza por parte del estado en Colombia?, si no lo es ¿tendríamos que decir que Colombia es un Estado fallido?, y si es un Estado fallido ¿por qué siempre se lo reclama?.
Este tipo hallazgos y cuestionamientos en campo, les obligó a revisar las definiciones de Estado con las que fueron formados. A partir de estas reflexiones llegan a puntos en común, como el aceptar que existen configuraciones locales de Estado que están en constante tensión, lo que conlleva a una formulación del Estado mucho más dinámica y relacional, que a su vez obliga a una constante revisión; pues el Estado, como se constata a través de la etnografía, se configura todo el tiempo a partir de las distintas relaciones de poder y las diversas tensiones que configura cada sociedad. También coinciden en que es necesario dar cuenta de los imaginarios que posee un grupo específico alrededor del Estado y constatar si se reproducen o no a nivel de las prácticas cotidianas, ya que esto permitirá el análisis de la configuración local del Estado en los territorios.
Para Ingrid Ramírez, el estudio del Estado actualmente tienen toda la pertinencia pues permite desmontar el gran logro del liberalismo “hacernos creer que no existe nada antes o después del Estado, que no existen otras formas de organización”; por otro lado Marta Domínguez resalta la necesidad de poner en el campo teórico la reflexión de qué significa la formación del Estado, pues éste tiene muchos matices pero también tiene muchas similitudes en sus formas de dominación y es necesario ahondar en estas formas.
Para finalizar Manuel Alonso enfatiza en la importancia de hacer un estudio del Estado a partir de su configuración con la participación de actores privados, mixtos y ONG’s; pues, contrario a lo que se formula repetidamente con respecto al neoliberalismo, Manuel Alonso no cree que el Estado se haya retirado en estas últimas décadas, sino que ha cedido sus espacios a otros actores como una nueva forma de gobernabilidad (ejemplo de esto es que detrás de toda concesión económica, hay algún dispositivo de gobernabilidad del Estado como leyes, decretos etc).